Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/183

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
163
EDIPO EN COLONO

Edipo.—Cuando muera yo y seas tú mi sepultador.

Teseo.—Por las postrimerías de tu vida ruegas; pero tu estado actual, o lo tienes en olvido o en nada lo estimas.

Edipo.—Porque en las postrimerías se sintetiza todo lo demás.

Teseo.—Pues en poco consiste el favor que me pides.

Edipo.—Míralo bien; no será pequeña, no, la contienda.

Teseo.—¿Cuál? ¿A la de tus hijos o la mia te refieres?

Edipo.—Ellos a que vaya allá me obligan.

Teseo.—Pues aunque no quisieran, no te está bien vivir en el destierro.

Edipo.—Pero cuando yo quería no me dejaron.

Teseo.—¡Ah, tonto! El orgullo en la desgracia no es conveniente.

Edipo.—Cuando me oigas, aconsėjame; mientras tanto, abstente.

Teseo.—Explícate, pues; que sin formar juicio no debo hablar.

Edipo.—He pasado, Teseo, penas horribles entre las más horribles.

Teseo.—¿Acaso a la antigua desgracia de tu familia te refieres?

Edipo.—De ningún modo; porque eso todos los griegos lo cantan.

Teseo.—¿Pues qué desgracia mayor que la que pueda aguantar un hombre sufres?

Edipo.—Mira lo que me sucede. De mi tierra fui lanzado por mis propios hijos; y como parricida, ya no me es posible volver.