Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/211

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
191
EDIPO EN COLONO

se me vuelva hoy funesta tu gracia. ¡Júpiter rey, te imploro!

Edipo.—¿Pero está cerca ese hombre? ¿Podrá, hijas, encontrarme vivo aún con mi cabal conocimiento?

Antígona.—¿Qué confidencia quieres depositar en su corazón?

Edipo.—Por los beneficios que de él he recibido, otorgarle cumplida la gracia que oportunamente le prometí.

Coro.—¡Oh, oh, hijo, ven, ven!.... [1], ya en una eminencia del suelo celebres al dios Neptuno en el ara sobre la que inmolas bueyes, ven; pues el extranjero a ti, a la ciudad y a los amigos quiere conceder la merecida gracia por el bien que ha recibido. Apresúrate, ven corriendo, ¡oh rey!

Teseo.—¿Qué clamor es éste que de nuevo resuena conjuntamente, según se ve, de parte de vosotros, mis ciudadanos, y más manifiestamente aún de parte del extranjero? ¿Es por el rayo de Júpiter o por la sombría granizada que ha caido? Pues cuando el dios está en borrasca, todo se ha de conjeturar.

Edipo.—¡Rey!, te apareces a quien te esperaba; pues algún dios te puso con buena suerte por este camino.

Teseo.—¿Qué ha sucedido de nuevo, ¡oh hijo de Layo!?

Edipo.—El momento supremo de mi vida. Y lo que te prometí a ti y a la ciudad, quiero cumplirlo antes de morir.

Teseo.—¿Y por qué indicios estás persuadido de tu muerte?

Edipo.—Los mismos dioses, como heraldos, me lo


  1. Laguna de un par de palabras en el original.