Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/246

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
226
TRAGEDIAS DE SÓFOCLES

también tú has concitado la rencilla en esta familia. Triunfa el brillante atractivo de los ojos de la novia que ha de alegrar el lecho, y que atrae contra las más grandes instituciones; pues sin que se le pueda resis: tir, juega de nosotros la diosa Venus. Ahora, en verdad, yo mismo me dejo llevar fuera de lo debido, y no puedo contener las lágrimas de mis ojos al ver que

Antígona.—camina hacia el lecho que a todo el mundo adormece.

Antígona.—Miradme, oh ciudadanos de mi patria!, comenzando mi último viaje y mirando por última vez la luz del sol, que ya no veré más; porque Plutón, que a todos recibe, me lleva viva a las orillas del Aqueronte, ain haber participado de bimeneo y sin que ningún himno nupcial me haya celebrado; pero con Aqueronte me casaré.

Coro.—Pues ilustre y llena de gloria te vas a ese abismo de la muerte, sin que te mate mortal enfermedad ni haber sido reducida a servidumbre como botín de guerra; sino que, autónoma y en vida, tú sola vas a bajar a la mansión de los muertos..

Antígona.—Y& oi contar la deplorabilisima muerte de la extranjera Frigia, hija de Tantalo, en l'a cima del Sipilo, a la cual, como espesa biedra, ciño por todas par.. tes el brote de la piedra; y ni las lluvias, según dicen los hombres, ni la nieve dejan que su cadáver se corrompa, sino que de sus ojos, que no cesan de llorar, humedece los collados. De modo muy semejante al de aquella en el lecho me tiende el destino.

Coro.—Pero ella, en verdad, es diosa, y de un dios habla nacido; mas nosotros somos mortales, y de hombres procedemos; y para un mortal, el obtener suerte semejante a la de los dioses es grande gloria.

Antígona.—¡Ay, cómo se mofan de mi! ¿Por qué, por