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ANTÍGONA

famoso[1]. Y yo, puesto que mi opinión asi ha cambiado, y yo mismo la aprisioné, quiero estar presènte para salvarla; pues temo no sea la mejor resolución el vivir observando las leyes establecidas.

Coro.—¡Oh dios de muchos nombres, que de la ninfa Cadmea eres orgullo, y del altitonante Júpiter hijo; que te complaces de vivir en la inclita Italia y reinas en los valles, comunes a todos, de Ceres Eleusinia! ¡Oh Baco, que habitas en Tebas, metropoli de las bacantes, junto a la liquida corriente del Ismeno, donde fueron sembrados los dientes del feroz dragón. Hacia ti se diri. ge la llama que brilla sobre este monte de dos cimas, por donde corren las Coricing ninfas bacantes y la fuente.de Castalia. Ya ti, las escarpadas alturas de los mon. tes de Nisa, cubiertos de hiedra, y la verde falda en que abunda la vid, envian, resonando los inmortales himnos evohé, evohé, & visitar las calles de Tebas, a la cual ex. traordinariamente honras sobre todas las ciudades, con ta madre, la herida del rayo. Y ahora que toda nuetra ciudad está infestada de violenta pestilencia, ven con saladable pie por encima del monte Parnaso y el resonante estrecho, ¡Oh jefe del coro de los astros que respiran fuego, inspector de las nocturnas músicas, niño hijo de Júpiter, hazte presente, ¡oh rey!, junto con tus compañeras las Tiadas, que enfurecidas celebran en coros todas las noches a Baco su señor!

Un Mensajero.—¡Vecinos de Tebas y de la mansión de Anión! Nunca más yo admiraré como feliz ni compadeceré como desgraciado a ningún hombre mientras le dure la vida; porque la suerte ensalza y la suerte abate sin cesar al hombre feliz y al hombre desgraciado. Y no hay quien adivine lo que le ha de suceder a


  1. Falta un verdo en el original.