Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/271

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
251
LAS TRAQUINIAS

según el decía, era el único, entre los mortales, culpable de la afrenta que había sufrido; porque cuando llego él a la casa de este para que en ella le albergara por ser su antiguo huésped, lo maltrató de palabra y lo insultó con muy pérdida intención, diciéndole que aunque llevage certeras flechas en las manos, se quedaria muy por detrás de sus hijos en el concurso del arco; y también que presentándose, como esclavo enfrente de un hombre libre, sería afrentado; además, en un banquete en que Hércules se había emborrachado, le echo de su palacio. Enojado por estos ultrajes, cuando luego fué Iito a un monte de Tirinto en busca de las yeguas que se le habían extraviado, aprovechando Hércules la ocasión en que aquél tenia los ojos en una parte y el pensamiento en otra, le precipitó desde lo alto de una roca que parecia una torro. Irritado por este hecho, el rey y padre de todos, Jupiter Olimpico, permitió que Hércules fuera vendido como esclavo; y no lo perdono, por el motivo de que era ése el primer hombre a quien había matado astutamente; porque si se hubiese vengado cara a cara, Júpiter le habría perdonado que lo venciera en justa lid; pero la insolencia no la perdonan ni siquiera los dioses. Y Eurito y sus hijos, que se jactaron con insolentes palabras, en el infierno están todos habitando, y su ciudad devastada; y éstas que ves, caidas de la opulencia en una vida no envidiable, llegan a tu presencia. Esto es lo que tu marido ha mandado, y yo, su fiel criado, ejecutado. En cuanto a él, asi que ofrezca a Júpiter, su padre, las victimas puras que le debe por la toma de la ciudad, no dudes que se dispon. drá a venir; pues de todo el largo relato que hábilmente Acabo de hacer, esto es lo que más alegria te ha de dar.

Coro.—Señora, ahora en ti la alegria es manifiesta, por lo que estás viendo y lo que acabas de otr,