Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/327

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
307
FILOCTETES

Filoctetes.—Terrible, en verdad, e inexplicable; pero compadeceme.

Neoptólemo.—-¿Qué tengo que hacer?

Filoctetes.—No te asustes y me hagas traición, porque viene el dolor a intervalos y se va cuando se sacia.

Neoptólemo.—¡Ay, ay! ¡Qué desgraciado eres? Se ve que eres desgraciado en medio de todos esos dolores. ¿Quieres que te coja y que te sostenga de algún lado?

Filoctetes.—Nada de eso, sino que cogiendo este arco mio que me pedias hace poco, defiendelo y guar dalo hasta que me pase el acceso del dolor que ahora sufro, pues me coge el sueño siempre que empieza a mitigårşeme este dolor; no es posible que me desaparezca antes, sino que es preciso que me dejes dormir tranquilamente. Y si en ese tiempo vienen aquéllos, por los dioses te suplico que ni de buen grado, ni contra tu voluntad, ni cediendo a sus astucias les dejes el arco; no sea que de ti misino y de mi, que soy tu suplicante, vengas a ser asesino.

Neoptólemo.—Conna en mi prudencia. No se entregará a nadie sino a ti y a mi. Dåmelo norabuena.

Filoctetes.—Ahi va; tómalo, hijo. Pero conjura & la envidia para que no te sea origen de grandes desgracias ese arco, como lo ha sido para mi y para el que antes, que yo fué su duetio.

Neoptólemo.—¡Oh dioşes! ¡Ojalá no suceda estol i Ojalá tengamos navegación feliz y expedita hasta donde el dios crea justo y el viaje está dispuesto!

Filoctetes.—Pero has de saber, hijo, que temo que esa súplica sea inútil; porque me sale de nuevo negra sangre que brota del fondo de la herida y espero algún nuevo acceso. ¡Papayl:Huy! ¡Papay! Otra vez, toh piel, cuánto dolor me haces. Ya viene, ya se acerca esto,.