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TRAGEDIAS DE SÓFOCLES

vengas espontáneamente a los campos de Troya, y presentándote a los hijos de Esculapio, que entre nosotros están, te alivien de esa dolencia, y con este arco y con mi ayuda seas el destructor de la ciudadela de Troya. Y te voy a decir el modo como he sabido yo que esto ha de ser asi. Hemos cogido de Troye a un muchacho prisionero, el célebre adivino Heleno, que explica claramente cómo ha de suceder esto; y añade además que es necesario que Troya sea destruida totalmente en el presento verano, y si no, se ofrece voluntariamente para que le maten, si miente al predecir esto. Ya que sabes la predicción, cede de buen grado; porque hermoso logro es que entre los hølenos seas tú el único tenido por el mejor: primero, para caer en manos que te han de curar, y luego para que, después de conquistada Troya, la que tanto trabajo nos cuesta, alcances gloria excelsa.

Filoctetes.—¡Oh odiada vida! ¿Por qué a ml, por que todavis me tienes vivo aqui arriba y no me lanzasto para irme al infieriio? ¡Ay de mil ¿Qué hare? ¿Cómo descreer las razones de éste que siendo buen amigo me aconseja? Pero che de ceder? Y luego, ¿cómo, infeliz de mi, si hago esto me presentaré en público? ¿Con quién podré conversar? ¿Como, ¡oh ojos que habéis visto todo lo que conmigo ha sucedido!, toleraréis que yo me route con los hijos de Atreo, que me perdieron ¿Cómo con el facineroso bijo de Laertes? Pues no me eacheco tanto el dolor de lo pasado como el que he de sufrir de parte de éstos, y que me parece estar ya viendo; porque a esos su pia indole, 'madre de maldad, les alocciona para que en todo sean criminales. Y respecto de ti, admirado estoy de esto: de que cuando tú mismo debías no querer volver ya más a Troya y disuadirme a mi, jde esos que te injuriaron despojándote de las armas de tu padre, de ésos eres aliado y me fuerzas & que