Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/92

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
72
TRAGEDIAS DE SÓFOCLES

Crisótemis.—¿Acaso podré jamás resucitar a los muertos?

Electra.—No es eso lo que digo; tan necia no soy.

Crisótemis.—¿Pues qué me mandas, en que pueda ayudarte?

Electra.—Que tengas valor para hacer lo que te aconsejaré.

Crisótemis.—Si nos ha de ser útil, no dejaré de hacerlo.

Electra.—Piensa que sin dolor ningún bien se alcanza.

Crisótemis.—Lo sé. Te ayudaré en todo lo que pueda.

Electra.—Escucha, pues, lo que he decidido hacer. Bien sabes que no nos queda auxilio de nadie, pues Plutón nos ha privado de todos los seres queridos y hemos quedado solas. Yo, mientras sabía que nuestro hermano vivía lleno de robustez, tenía esperanza de que vendría alguna vez a vengar la muerte del padre. Pero ya que él ha muerto, pongo mi esperanza en tí, para que no rehuses matar, con esta hermana tuya, a Egisto, el asesino de nuestro padre. Es preciso ya que te hable con toda claridad. ¿Cómo puedes aguardar tranquila, esperando que alguien venga a mejorar nuestra situación? No te queda más que llorar sin esperanza de lograr el goce de los bienes de nuestro padre, y llorar toda tu vida, llegando a vieja sin casarte y sin gozar de himeneo. Y no confies en que venga alguien a sacarte de tal situación: no es Egisto hombre tan tonto para permitir que tú o yo tengamos hijos, lo que sería su ruina manifiesta. Pero si te conformas con mi decisión, obtendrás en primer lugar el piadoso agradecimiento que desde el infierno te enviarán nuestro padre y hermano, y en segundo, serás libre en adelante, como