Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/95

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
75
ELECTRA

Electra.—Vete, que ninguna ayuda tengo en tí.

Crisótemis.—La tienes, sino que no quieres escucharme.

Electra.—Marcha y cuéntale todo eso a tu madre.

Crisótemis.—No es tanto el odio que te tengo.

Electra.—Pues debes saber la deshonra en que me dejas.

Crisótemis.—· Ninguna deshonra, sino cuidadosa previsión por tí.

Electra.—¿Es que yo me he de dejar llevar de tu juicio?

Crisótemis.—Cuando el tuyo sea razonable, nos dirigirá a las dos.

Electra.—Verdaderamente es cosa peregrina que, hablando bien, procedas mal.

Crisótemis.—Has declarado muy bien el defecto en que tú misma incurres.

Electra.—¿Cuál? ¿No te parece que me asiste justicia en todo lo que digo?

Crisótemis.—Pero hay veces que la misma justicia acarrea daño.

Electra.—Donde imperen esas leyes no quiero yo vivir.

Crisótemis.—Pero si haces eso, luego me alabarás.

Electra.—Y tanto como lo haré, sin que tu miedo me lo impida.

Crisótemis.—¿Y es verdad? ¿No te aconsejarás de nuevo?

Electra.—No hay cosa peor que un mal consejo.

Crisótemis.—A lo que veo, no haces ningún caso de mis advertencias.

Electra.—Hace tiempo que he decidido no hacerlo; no es de ahora.