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LICURGO.

vencido en la empresa de hacer contenidas á las mujeres, como quiere Aristóteles, por no poder remediar la relajacion é imperio de aquellas, à causa de que estando los hombres continuamente en el ejército, tenian que dejarlas doeñas de todo, y que contemplarlas por lo mismo y llamarlas señoras; sino que tambien hizo en esle punto lo que pudo. Ejercitó los cuerpos de las doncellas en correr, luehar, acrojar el disco y tirar con el arco, para que el arraigo de los hijos, tomando principio en unos cuerpos robustos, brotase con más fuerza; y tlevando ellas los partos ton vigor, estuviesen dispuestas para aguantar alegre y facilmente los dolores. Removiendo, por otra parte, el regalo, ei estarse á la sombra y toda delicadeza femenil, acostumbró á las doncellas á presentarse desnudas igualamente Fre los mancebos en sus reuniones, y á bailar asi y cantar en ciertos sacrificios en presoncia y á la vista de éslos.

En ocasiones, usando ellas tambien de chanzas, los reprendian útilmente si en algo habian errado; y á las veces tambien, dirigiendo con cantares al efecto dispucstos alahanzas á los que las merccian, engendraban en los jóvenes una ambicion y emulacion laudables: porque el que habia tido celebrado de valiente, viéndose señalado entre las doncellas, se engreia con los elogios; y las reprensiones, envueltas en el juego y la chanza, no eran de ménos fuerza que los más estudiados documentos; mayormente porque d estos actos concurrian con los demas padres de fanilia los reyes y los aneianos. Y en esta desnudez de las dontellas nada habia de deshonesto, porque la acompañaba el pudor, y estaba léjos toda lascivia; y lo que producia cra UDa costumbre sio inconveniente, y et deseo de tener buen i taerpo; Lomande con lo femenil cierto gusto de un orgullo ingenuo, viendo que se las admitia á la parle en la virtud y BR el deseo de gloria: así, á ellas era á quienes estalba bien el hablar y pensar como de Gorgo, mujer do Leonidas, se refiere; porque diciéndole, á lo que parece, una forastera: