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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

Pienso, pues, que esta dureza se introdujo en Esparta más adelante, especialmente despues del gran terremoto, de resulta del cual se dice que los llotes, ineorporándose con los Mesenios, causaron graves daños en toda la region, y pusierou à la ciudad en gran peligro: porque no atribuiria yo á Licurgo una institucion tan atroz como la Criptia, infiriendo su carácter de la humanidad y justicia que en lo demas de su vida resplandece, confirmado con el testimonio de Apolo. Identificados ya con la costumbre sus principales establecimientos, y fortalecido suficientemente el gobierno para poder marchar por sí, y salvarse tambien por sí mismo, como con respecto al mundo dice Platon que Dios se complació al verle formado, y que se movia con el movimiento primerc que le habia impreso; de la misma manera regocijado y contento con la belleza y excelencia de su iegislacion puesta en obra, y que seguia su camino, meditó cómo, en cuanto es dado á la humana prudencia, la haria inmortal é inatterable para lo fnturo. Congregándolos, pues, en junta á todos, les hizo presente que en general estaba todo bastante bien ordenado en la ciudad para hacerla feliz y victuosa; pero lo más esencial y de mayor fuerza no lo introduciria sin haber ántes acudido al oráculo del Dios: por tanto, que deberian atenerse á las leyes establecidas, y no alterar ó innovar nada en ellas hasta que él volviese de Delfos; porque entónces harian lo que el Dios prescribiese. Convinieron todos en ello, y le exhortaron al viaje; y cou esto tomando juramento primero á los Reyes y Senadores, y despues á todos los ciudadanos, de que se mantendrian y vivirian en el gobierno constituido hasta que Licurgo volviese, partió á Delfos.

Presentado ante el oráculo, y baciendo sacrificio al Dios, le preguntó si sus leyes eran propias y suficientes para que su ciudad fuese feliz y virtuosa, á lo que como le respondiese el Dios que las leyes estaban perfectamenle establecidas, y que la ciudad sería muy ilustre y celebrada