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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

jeto que la procreacion de los bijos: mas los Romanos casábanlas de doce años. y áun más jóvenes, porque así el cuerpo y las costumbres iban más sin vicio y sin siniestro alguno al poder del marido. Déjase conocer, que lo primero miraba más á lo fisico por la procreacion de los hi- Jos; y lo segundo á las costumbres por haber de vivir juntos. En el punto de la educacion de los hijos, de sus reusiones, juntas y compañias para los banquetes, los ejercicios, y los juegos de sus aliciones, y de sus hábitos, el mismo Licurgo convence à Numa de que no se mostró legislador aventajado en haber dejado al arbitrio ó conveniencia de los padres el destino de los hijos, ya quisiess uno hacer á su hijo labrador, ó constructor de barcos, 6 ya lo dedicase á latonero y á flautista; como si no les hubieran de hacer útiles para un fin mismo, dirigiendo á él sus costumbres, sino que á la manera de los pasajeros de una nave, cada uno bubiera de tener su objeto y su designio propio, sin poner en comun otra cosa que su particular miedo en los peligros, no mirando en lo demas cada uno sino á sí mismo. Y á otros legisladores no sería cosa de culparlos de haberse quedado cortos, ó por ignorancia, 6 por irresolucion; pero un hombre sabio, que fué llamado al trono de un pueblo recien constituido, y que nunca se le opuso á nada, gen qué otra cosa debió pensar ántes que en la educacion de los niños y en los ejercicios de los jóvenes, á fin de que no fuesen diversos 6 chocantes en sus costumbres, sino que ántes formados y como amoldados desde el principio por una misma norma de virtud comun á lodos, en esto súlo contendiesen unos con otros? que fué lo que principalmente tuvo Licurgo de su parte para la permanencia de sus leyes. Porque era muy débil el lemor del juramento, si por medio de la educacion y la enseñanza no hubiera como regado las leyes con las costumbres de los jóvenes, y les hubiera hecho tomar con el primer alimento el amor del gobierno; de manera que