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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

tomó consigo á quinientos voluntarios de los Atenienses, con el convenio de que si recobraban la isla serian árbitros do su gobierno; que haciéndose á la vela con muchas barcas, y además con una galera de tres bancos, s8 dirigió á Salamina por la parte de un promontorio que mira á la Eubea; que los Megarenses de Salamina con cierta voz que nada lenia de seguro, se armaron apresuradamente, y enviaron una nave á inquirir qué habia de los enemigos, la cual, cuando estuvo cerca de ellos, cayó en manos de Solon, quien aprisionó á los Megarenses; que en ella se embarcaron los más esforzados de los Atenienses, encargándoles Solon que navegaran hácia la ciudad, procurando ocultarse para que fuesen admitidos en ella; y finalmente que yendo por tierra el mismo Solon con los demas Alenienses contra los de Megara, miéntras estaban comba- Liendo, se adelantaron los de la nave y tomaron la ciudad.

Parece que viono en apoyo de esta narracion lo que ahora se ejecuta; porque una nave Ateniense se bace á la vela, primero en gran silencio, despues con estrépito y algazara de los navegantes, y un hombre armado, saliendo de ella con gritería, da á correr hácia el promontorio Esquiradio al encuentro de otros que vienen de la parte de tierra.

Cerca de alli está el templo de Marte, edificado por Solon en memoria de haber vencido á los Megarenses, de los cuales á cuantos quedaron con vida los dejó libres bajo su palabra.

Los demas Megarenses, recibiendo y causando alternalivamente muchos males con la continuacion de la guverra, buscaron por mediadores y árbitros á los Lacedemonios, y son muchos los que dicen que Solon tuvo en su ayuda la fama y autoridad de Homero, y que intercalando un verso en el catálogo de las naves, leyó asf en la misma contienda: De Salamina Ayax conducia