Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo I (1879).pdf/207

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
191
SOLON.

SÓLON, 194 gos, oh rey de Lidia, le contestó, nos ha concedido Dios una medianía en muchas cosas, y nos ba becho participantes de cierta sabiduria tranquila y confiada, segun parece, la cual es toda popular, no régia y brilante, como nacida de aquella misma medianfa: ésta, pues, viendo sujeta la vida á tan diversas fortunas, no nos deja engreirnos con los bienes presentes, ni admirar en el hombre una felicidad que puede tener mudanza con el tiempo; porque cada uno tiene sobre si un porvenir muy vario, por lo mismo que es incierto; y aquel tenemos por feliz á quien su buen hado le ba proporcionado ser dicboso hasta el fin.

Mas la feticidad del que todavia está vivo y sujeto á riesgos, es insegura y falible, como el parabien y la corona del que todavía está peleando.» Dicho esto, se retiró Solon, dejando disgustado á Creso, pero no corregido.

Hallábase en Sardis el fabulista Esopo llamado por Creso; y siendo tratado con distincion, estaba mal con Solon, porque no era capaz de ninguna condescendencia; asi, en aire de amonestacion le dijo: «0h, Solon! con los reyes 6 se ha de conversar poco, ó á su gusto;» y Solon á esto: «0 muy poco, ó para su bien;» pero ello es que por entónces Creso hizo poca euenta de él. Cuando más adelante, peleando con Ciro, fué vencido en ta batalla, perdió su ciudad, y quedando prisionero iba á ser quemado vivo; dispuesta ya la boguera, al ir á ser arrojado en ella sujeto con prisiones, á presencia de mucbos Persas y del mismo Ciro, levantando la voz cuanto alcanzó y pudo, gritó hasta tres veces: «;0h Solon!» Maravillóse Ciro, y enviú á que le preguntaran qué bombre ó qué Dios era aquel Solon á quien en tan grande infortunio invocaba. Creso, sin omitir nada, respondió: «Este era un hombre sabio entre los Griegos, al quo yo envié á llamar, no porque quisiere oir 6 aprender nada do lo que me convenia, sino para que viese y fuese testigo de aquella dicha que es mayor mal baberla perdido que fué bien el poseerla, porque era fábula y opi-