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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

la batalla, cuando ya los reales estaban en reposo, se dice que se conmovió la Selva, y que de ella salii una vos grande. que dijo haber muerto uno más de los Tirrenos que de los Romanos. Debia de baber algo de dıvino en aquella voz, porque al momento de oida exclamaron éstos alentados y fortalecidos; mas los Tirrenos, poseidos del miedo y turbacion, salieron buyendo de sus reales, y se dispersaron los más; y á los que qnedaron, que rendrian á ser unos cinco mil, cayendo sobre ellos los Romanos, tos pasaron á cuchillo, y saquearon euanto habia. Contados los muerlos, sa halló ser los de los enemigos once mil y trescientos, y otros tantos los de los Romanos, mónos uno.

Refiérese que se dió esta batalla un dia ántes de las calendas de Marzo. y por ella triuafs Valerio, primero entre los cónsules, en carroza de cualro caballos: pompa que ofreció una vista majestuosa y magnifica, más bien que fastuosa, y desagradable á los que la presenciaron, como lo han pretendido algunos; porque no bubiera sido tan envidiada, ni habria excitado su fama una ambicion tan duradera. Fué aplaudıdo tambien por los bonores que tribotó al colega en el acompañamiento faneral, y ea la sepultura; y pronunció asimismo su elogio fúnebre, el cual fué tan guatoso y grato á los Romanos, que de alll quedó el uso de que en los funerales de los varones señalados é ilustres pronunciasen su elogio los que gozaban de más opinion.

Đicese haber sido este elogio fúnebre más antiguo todavia que los de los Griagos; á no baber sido una de las instituciones de Solon, como pretende el orador Anaximenes.

Por lo que principalmente estaban incomodados y malcontentos con Valerio era porque Bruto, con ser asi que el pueblo le apellidaba padre de la libertad, nunea permitió mandar solo, sino que tomó primero y segundo colega; mas este (decian), amontonándolo todo en sí, no es heredero del consulado de Bruto, al que en nada se parece, sino de la tiranía de Tarquino: porque zde qué sirvo con