te. Dióse á Horacio la denominacion de Cocies, porque perdió uno de los ojos en la guerra; aunque otros dicen que fué á causa de ser muy romo, y tener la nariz tan aplastada, que casi no babia nada interpuesto entre ambos ojos, y las cejas estabao unidas, por lo que muchos dieron en llamarle Cíclope, y despues deslizándose la lengua, prevaleció entre la muchedumbre el llamarle Cocles. Este, pues, parándose delante det puente, acuchitló á los enemigos, hasla que por la otra cabeza rompieron el puente los dos que con él se habian detenido. Entónces, arrojándose en el rio armado como estaba, le pasó á nado hasta arribar á la olra orilla, aunque herido en una pierna con una lanza etrusca. Admirado Poblicola do su valor, mandó por lo pronto á lodos los Romanos que eada uno le contribuyese con la comida que consumia en un dia, trayéndosela al punto; y despues le distribuyó tanto campo cuanto en un dia pudiese labrar. Además de esto, pusieron su estatua de bronce en el templo de Vulcano, consolándole con este honor de la cojera que la herida le produjo.
Estando Porsena sobre Roma, fué además afligida la eiudad con peste, y otro ejército de Tirrenos salió por si mismo á talar el país. Poblicola, elegido cónsul por tercera vez, aunque juzgó que no delbia oponerse de otro modo á Porsena que estáodose dentro del recinto y defendićndole, salió contra los olros Tirrenos, y viniendo á las maRos, tos derrotó, malando unos cinco mil de cllos. Lo sucedido con Mucio es referido por muchos y de muchas maneras: habré, sin embargo, de decir acerca de ello lo que pasa por cierto entre los más, y lo que yo mismo creo. Era bombre tenido por bueno en toda virtud, y en las artes de la guerra muy avenlajado: puesto, pues, en celada con determinacion de dar muerle á Porsena, se introdujo en su campo, vestido A la Etrusa, y usando el mismo lenguaje. Internóse hasta et tribunal donde el Rey estaba sentado; mas no conociéndole bien, y temiendo no le hiciera alguna pregunta, des-