le miró siempre con odio, y se tenfa por cierto que se vengaria si le tuviese á mano. En aquel apuro, pues, temiendo más la envidia familiar y reciente que no la antigua y de un rey, se puso á sí mismo á diserecion de ésta, tomando para con el Rey un extraño é inusitado modo de ruego: porque cogiendo en brazos al hijo de éste, todavía niño, se postró ante el hogar, teniendo los Molosos esta especie de ruego por la más poderosa y casi irresistible. Dicen algunos que Ftia, mujer de Admeto, fué la que sugirió á Temístocles esta clase de súplica, sentando al niño á su lado junto al fuego; pero otros, que fuó el mismo Admeto quien para excusarse con los perseguidores de Temístocles con esta precision, inventó y propuso esta farsa para no entregarlo. Allá Epierates Acarnense le envió su mujer é hijos, habiendo podido sccarlos furlivamente de Atenas; por lo que despnes Cimon le hizo condenar á muerte, segun escribe Estesimbroto. Despues olvidado, no sé cómo, de esto, ó suponiendo olvidado al mismo Temístocles, dice que hizo viaje á Sicilia, y pidió á Hieron su hija en matrimonio, ofreciéndole que pondria á los Griegos bajo su mando; y que no viniendo Hieron en ello, se dirigió por tanto al Asia.
Mas no puede ser que esto pasase asi: porque Teofrasto en su Tratado del rcino refiere que habiendo enviado Hieron á Olimpia caballos para los juegos, y habiendo armado una tienda ricamente bordada, habló Temístocles á los Griegos, proponíóndoles que hiciesen pedazos la tienda de un tirano, y no permitiesen que sus caballos entrasen en el combale. Tucidides escribe que pasándose al otro mar, dió la vela desde Pidna, sin que ninguno de los navegantes supiese quién era, hasta que arrojada por el viento la embarcion á Najos, sitiada entónces por los Alenienses, por este medio se descubrió al capitan y al pilolo; á los que, ora con ruegos, y cra con amenazas, diciéndoles que los acusaria á los Atenienses y les levantaria que no con