Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo I (1879).pdf/277

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
261
TEMÍSTOCLES.

temeroso Temístocles, acudió al retraimiento de las mujeres, y regalando á las concubinas, pudo aplacarle en su enojo; y él mismo en adelante se manejó con más cautela, receloso ya de la envidia de los bárbaros. Porque no anduvo discurriendo de un pueblo á otro, como quiere Teopompo, sino que babiló y permaneció tranquilo en Magnesia por largo tiempo, agasajado con grandes dones, y honrado como los principales de los Persas; no dando el Rey por entónces mucha atencion á las cosas de los Griegos, por darle bastante que hacer los negocios del Asia. Mas despues, cuando el Egipto se reveló con ayuda de los Atepienses; cuando las naves griegas llegaron hasta Chipre y la Cilicia, y cuando Cimon, dominando en el mar, le obligó á pensar en haeer oposicion á los Griegos y reprimir el demasiado poder que contra él iban tomando, para lo que se pusieron tropas en movimiento y se enviaron generales; entónces se despacharon tambien avisos á Temístocles con órdenes del Rey, mandándole que atendiera á las cosas de la Grecia, é hieiera ciertas sus promesas. Él no pudo recabar de su ánimo que concibiese enojo contra sus ciudadanos; ni le movió tampoco el grande honor y autoridad que se le conferia para la guerra: quizá tambien no le pareció la obra muy factible, teniendo entónces la Grecia insignes caudillos, y siendo suma la felicidad de Cimon en todas sus empresas; ó lo que es más cierto, le causó rubor la gloria de sus propias hazañas y de sus antiguos trofeos. Determinando, por tauto, con admirable resolucion coronar su vida con una muerte que á ella correspondiese, hecho sacrificio á los Dioses, y congregados y saludados los amigos, bebiendo, segun la más comun opinion, sangre de toro, ó un veneno, segun olros, acabó sus dias en Magnesia, habiendo vivido sesenta y cinco años, la mayor parte de ellos en magistraturas y mandos. Cuando el Rey supo la causa y manera de su muerte, dicen que todavta se prendó más de tan excelente varon, y siguió