que deseaban y solicitaban mandar. Por lo mismo, habiendo llegado la nueva de que se babian rebelado los Tusculanos, decretaron que marchara contra ellos Camilo, designando él mismo al que le pareciese de los cinco colegas; y aunque los cinco lo deseaban y pretendian, contra la esperanza de todos designó á Lucio Furio, el mismo que contra el parecer de Camito no pudo contener su ardor de dar batalla, y fué vencido; sno que queriendo, á lo que parece, disimular aquelia fatalidad y reparar aquella afrenta, por eso le prefirió á los demas. Mas los Tusculanos enmendaron aquel yerro con gran habilidad, cubriendo el campo, cuando ya Camilo estaba en camino contra ellos, de cultivadores como en medio de la paz, teniendo las puertas abiertas, y manteniéndose los niños aprendiendo en las escuelas; y de la gente del pueblo los artesanos se veian en sus talleres, los otros ciudadanos frecuentaban la plaza veslidos como de costumbre, y los magistrados preparaban con toda diligencia hospedaje á los Romanos, como si nada malo temiesen ni tuvieran por que temer. No por esto Camilo dejó de creer que no se habian mantenido fieles; pero compadecido con verlos arrepentidos de su falta, les dió órden de que se presentaran á aplacar la ira del Senado; y babiéndolo becho así, les proporcionó que se les diera por enteramente libres, y se les admitiera á participar de los mismos derechos; y estos fueron los hechos más ilustres de su sexto tribunado.
Despues de estos sucesos movió contra el Senado una grande sedicion en la ciudad Licinio Estolon, queriendo 8acar por fuerza que nombrándose dos cónsules, el uno se eligiese de los plebeyos, y no ambo0s de los patricios: mas B0 eligieron los tribunos de la plebe, y la muchedumbre impidió que se celebrasen los Comicios consulares. Recelándose mayores turbaciones en la república con la anarquía, el Senado nombró dictador por la cuarta vez á Camilo contra la voluntad de la plebe, y áun contra la suya