de Dracontides se sancionó decreto para que Pericles rindiese las cuentas de caudales ante los Pritanes, y los jueces, dando su voto desde el tribunal, pronunciasen su sentencia en público. Agnon hizo suprimir esta parte en el decreto, sustituyendo que la causa fuese ventilada por mil y quinientos jueces, bien quisieran titularla de robo ó soborno, ó bien de injusticia. Por Aspasia intercedió, y.en el juicio, como dice Esquines, vertió por ella muchas lágrimas, haciendo súplicas á los jueces; pero temiendo por Anaxágoras, con tiempo le hizo salir y alejarse de la ciudad. Mas viendo que en la causa de Fidias habia decaido del favor del pueblo, acaloró la guerra inminente y que estaba para eslallar, con esperanza de disipar las acusaciones y minorar la envidia, estando en posesion de que en los negocios y peligros graves la ciudad por su dignidad y poder se pusiese á sí misma en sus manos. Estas son las causas por las que se dice no permitió que el pueblo condescendiera con los Lacedemonios; mas cuál sea la cierta es bien oscuro.
Convencidos los Lacedemonios de que si lograban derribarle, para todo encontrarian más dóciles á los Atenienses, requerian á éstos sobre que echaran de la ciudad la abominacion[1], á que per la madre eslaba sujeto el linaje de Pericles, segun refiere Tuctdides; pero la tentativa les salió muy al contrario á los enviados: porque Pericles ganó todavía mayor crédito con sus ciudadanos, viendo que tanto le aborrecian y temian los enemigos. Advertido él tambien de esto, ántes que Arquidamo, que mandaba las tropas de los pueblos del Peloponeso, invadiera el Ática, previno á los Atenienses, por si talando Arquidamo tos demas terrenos dejaba libres los suyos, bien fuese por la hospitalidad que habia entre ellos, ó bien por dar motivos[1] Alude á la abominacion en que incurrieron los que tuvieron parte en la conspiracion cilónea, de que se habló en la vida de Solon.