segun los que dicen ménos, á quince talentos; y segun los que más, á cincuenta. Suscribióse por acusador en la causa, en sentir de Idomeneo, Cleon, y en sentir de Teofrasto, Simias; pero Heraclides Pontico dice que lo fué Lacratidas.
Mas su disfavor en las cosas públicas iba á durar breve tiempo, habiendo la muchedumbre depuesto con aquella demostracion el encono, como si dijésemos el aguijon; en las domésticas es en las que tuvo más que padecer, ya á causa de ta peste, por la que perdió á muchos de sus familiares, y ya á causa de la indisposicion y defeccion de los propios, qud venía de más léjos. Porque el mayor de sus hijos legitimos, Jantipo, que por indole era gastad or, y se babia casado con una mujer jóven y esplendorosa, hija de Isandro el de Epiluco, levaba á mal el arreglo del padre, que no le daba sino cortas asistencias y por plazos.
Dirigiéndose por tanto á uno de sus amigos, tomo deél dinero como de drden de Pericles; mas éste, cuando aquél lo reclamó despues, hasta le movió pleito; y Jantipo, indignado todavía más con este suceso, desacreditaba á su padre: primero divulgando con irrision sus ocupaciones domésticas, y las conversaciones que tenta con los sofistas; y que con ocasion de que uno de los combatientes en los juegos habia herido y muerto in voluntariamenta con un dardo un caballo de Epitimio de Farsalia, habia malgastado todo un dia con Protágoras en examinar si seria el dardo, 6 el que le tiró, ó los jueces del combate á quien conforme á recta razon se diese la culpa de aquel accidente.
Además de esto, dice Estesimbroto que fué el mismo Jantipo quien esparció entre muchos la calumnia acerca de su propia mujer, y que hasta la muerte le duró á este mozo la dısension irreconciliable con su padre: porque murió Jantipo, habiendo enfermado de la epidemia. Perdió tambien entőnces Pericles á su hermana, y á los más de los clientes y amigos que le eran de gran auxilio para el go-