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FABIO MÁXIMO.

lugar con adular á la plebe y con su carácter insolente: asf desde luego se cchó de ver que con su inexperiencia y su temeridad iba á aventurarlo todo: porque se le oia vociferar en las juntas que duraria la guerra miéntras la ciudad confiara el mando á los Fabios; pero que para él, presentarse y vencer á los enemigos todo serfa uno. Con esto, al punto recogió y levantó tantas fuerzas cuantas para ninguna otra guerra habian empleado los Romanos; porque se reunieron para la batalla hasta ochenta y ocho mil hombres: motivo de gran temor para Fabio y para todos los hombres de juicio, porque no esperaban que pudiera recobrarso la ciudad si se desgraciaba aquella brillante juventud. Por esta razon se dirigió al colega de Terencio, Paulo Emilio (que era buen militar, mas no grato al pueblo, y estaba escamado de la muchedumbre por una multa que se le habia impuesto para el erario) con propósito de darle ánimo y exhortarle á hacer oposicion á la locura de aquél; manifestándole que su contienda en beneficio de la patria más que con Aníbal habia de ser con Terencio: porque se apresurarian á la batalla, éste no conociendo en qué consistian sus fuerzas, y aquél estando bien convencido de su flaqueza: «Mas yo, oh Paulo, dijo, con más justicia deberé ser de ti creido que no Terencio si te aseguro acerca del estado de las cosas de Aníbal, que éste, no peleando nadie eon él en todo este año, ó infaliblemente caerá, si se obslina en mantenerse aquf, ó tendrá precisamente que marchar: pues con parecer que ahora vence y está pujante, ninguno de sus contrarios se le ha pasado, ni tiene la tercera parte de las fuerzas con que vino.» A esto se dice que Paulo contestó en estos términos: «Por mi, oh Fabio, cuando considero mi situacion tengo por mejor caer oprimido de las lanzas de los enemigos, que de los votos de los ciudadanos; mas si nuestras cosas públicas están en el estado que dices, más me esforzaré por acreditarme conligo de buen capitan, TONO I.

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