Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo I (1879).pdf/4

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sas que en ellas ze refleren; pues aunque en las demas cosas que nos deleitan, dice, no se siga al admirarlas el deseo de hacer otras semejantes, las obras de la virtud, con sólo que se oiga su narracion, arrebatan nuestro ánimo, y producen en él un conato práctico y moral para imitarlas. Nadie se ha propuesto jamás un designio más grande y más útil; y nadie hubiera trabajado en él con más acierto que Plutarco: jast no se hubiesen perdido muchas de las vidas que nos dejó escritas, y algunas de las comparacioncs que siempre hace de los dos béroes, un Griego y un Romano, que pone como en oposicion! Su modo de narrar es ameno y entrelenido; porque examina las causas de los sucesos; refiere todas sus eircunstancias; se hace cargo de las diversas opiniones que acerca de ellos eorren, con expresion de la que adopta; suelo cotejarlos con otros que le son parecidos, haciendo uso de su inmensa erudicion, que es tal, que asombra cómo pudo haber leido, discernido y retenido tanto; y da razon de las costumbres, usos y ceremonias que los acompañaron, 6 á que quizá dieron origen. Pero lodo esto va siempre subordinado á su mira sublime de inclinar á los hombres á la práctica de la virtud. Tiene el partieular talento (en el que hasta ahora no ha podido ser imitado, gozando en esta parle del privilegio de Homero) de dar á conocer á los varones cuyas vidas escribe tan completamente, asi en la conducta pública como en la privada, que el que lec puede adivinar lo que en cada circunstancia han de resolver ó ejecutar: ;tan diestramente están delineados y retratados la indole y carácter de cada uno! Sus acciones