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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

el de seguridad y prevision, temeroso del peligro, y que despues llevó más adelante la oposicion por amor propio y por terquedad, impidiendo los adelantamientos de Escipion: asf es que al colega de Escipion, Craso, lo persuadió á que no cediese á aquel la provincia, ni fuese condescendiente, y que si por fin se decretase lo propuesto, navegara él mismo contra los Carlagineses; y de ningun modo permitió que se dieran fondos para la guerra. Obligando, por tanto, á Escipion á ponerlos por su cuenta, los tomó de las ciudades de la Etruria, que particularmente le miraban con inclinacion y deseaban servirle. A Craso le retuvieron en casa, de una parte su propia indole, que no era pendenciera, sino benigna; y de otra la ley, porque era á ta sazon Pontifice máximo.

Tomó entónces Fabio otro camino para estorbar la empresa de Escipion, que fué el de oponerse á que llevase consigo los jóvenes que se proponian seguirle; gritando en el Senado y en las juntas públicas que no era sólo Escipion el que huia de Aníbal, sino que se daba á la vela sacando de la Italia todas las fuerzas que le quedaban, lisonjeando con esperanzas á la juventud, y persuadiéndola á dejar padres, mujeres y patria, cuando estaba á las puertas un enemigo vencedor y nunca vencido. Y al cabo logró con estos discursos intimidar á los Romanos; por lo que decretaron que sólo pudiera emplear las tropas de Siciliay de ta España no pudiera tomar más que trescientos hombres, aquellos que fueran más de su confianza: disposiciones que eran sin duda de Fabio, y muy conformes á su carácter. Mas despues que trasladado Escipion al Africa vinieron prontamente á Roma nuevas de sus maravillosas proezas y de sus hechos extraordinarios, confirmadas con el testimonio de los ricos despojos, con la cautividad de un rey de los Numidas, y el incendio y destruccion de dos campamentos á un tiempo, en los que fueron muchos los hombres, caballos y armas que se abrasaron; v despues