RÓNULO.
69 Ea este estado de turbacion dicen que un ciudadano de la clase de los patricios, muy priacipal en linaje, de gran opinion en cuanto á su conducta, amigo además de la eon- Sanza de Rómulo, de los que vinieron de Alba, llamado Julio Proclo, se presentó en la plaza, y acercándose con joramento à las cosas más sagradas, refirió en público que yendo por la calle se le habia aparecido de frente Rómulo, más bello en su presencia y más grande que lo habia sido Dunca, adornado de armas lustrosas y resplandecientes, á quien, pasmado con su vista, habia dicho: «Qué te hemos hecho, oh Rey, 6 qué te has propuesto para dejarnos á nosotros entre sospechas injustas y criminales, y á todo el pueblo en orfandad y general desconsuelo?» Y aquél le habia respondido: «Los Dioses han dispuesto, oh Proclo, que Bólo hayamos permanecido este tiempo entre los hombres, siendo de allá; y que habiendo fundado una ciudad grande en imperio y en gloria, volvamos á ser habitadores del eielo: regocijate, pues, y di á los Romanos que si ejercitan la templanza y fortaleza, llegarán al colmo del humano poder; y yo Quirino seré siempre para vosotros un genio tutelar.» Pareció esta relacion á los Romanos digna de crédito por la opinion del que la hacía y por el juramento; y además parece que inspiró una cosa pareeida al entusiasmo, porque nadie bizo la menor oposicion, y apartándose todos de sus sospechas y persecuciones, hicieron plegarias á Quirino, y lo invocaron por Dios. Parécese esto á las fábulas que los Griegos nos cuentan sobre to ocurrido con Ápisteas Proconesio y Cleomedes Astupileo; porque dicen que babiendo muerto Arisleas en un lavadero, al querer sus deudos recoger su cadáver se les marchó sin saber cómo, y luégo dijeron unos que venian đe viaje que se habian encontrado con Arisleas camino de Crotona. Cleomedes era un bombre de una corpuleneia y una fuerza extraordinaria, pero como fanático y alocado: así hacia mil violencias, y últimamente en una escuela de niños, dando una puñada