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Con muy ciega obediencia,
sin atender mas razones
buscan al Niño chiquito
para ofrecerle sus dones.
Llegáron en el Portal,
con la Estrella que los guia,
el gozo acompaña el pasmo
al ver esta maravilla.
Entráron con reverencia
y allí postrados al suelo,
adoráron entre pajas
al que es Rey de Tierra y Cielo.
Con Santa humildad la Mirra,
como á mortal le ofrecieron,
como á Rey le dan el oro
y como á Dios el incienso.
Vamos nosotros tambien
con mil fiestas, mil amores
á ofrecer al Niño tierno
limpios nuestros corazones.
FIN.