te, reprehendiendo vn tan eminente Santo, que ca daldia, punto, y hora, los puede arguyr de pecadores. Si os querellays, q por la culpa original que del heredastes, estays enel peligro dela inclinacion al mal: deueys acordaros, que essa culpa, ni sus incidentes, no os han quitado el conocimiento del bien, ni el libre aluedrio de daros a el, como lo hizo el pecado de Luzbel enel, y en todos sus aliados: antes os queda lugar, y aparejo, para mayor merecimieto en vuestra caualleria elpiritual: pues enla pugna, y resistécia consiste la gloria del věcimiento. Sabreys, que hasta el inuencible cauallero del Leon Christo, el qual podra entrar en su gloria sin esta obligacion, querra para vuestro exéplo passar por la milicia de sus innumerables trabajos, y aú por el amargo passo de su dolorosa muerte, pa ra entrar enella. Porede hijos de ta buen padre, llorad la falta que os haze, y no lo que su falta os causo: pues estara esso tan sobradamente remediado, que no se merecera jamas por todo el humano li naje tan diuino remedio. Y fabreys de oy mas, que sino quisieredes valeros del, que deueys llorar sobrevosotros, y sobre vuestros hijos: si del diuino remedio como vosotros, no se aprouecharen, y no deueys querellaros de vn padre que no dexo a sus hijos desolados, y sin remedio: como a sus conjura dos dexo sin remedio, para siempre, el mal fortunado Luzbel. Acabada esta platica, fue la donzella Moraliza al enterramieto de Adá, ala qual siguiero todos aquellos Principes, Infantes, y grades Senores, hijos, y nietos del Rey muerto, atonitos delo que auian oydo, y ella en presencia de todos puso
enel