EL ALMA DE LA MUJER coo
“Antes de la guerra, a causa de mi educación, mis es- tudios y el medio en que había vivido, apenas si tuve yo tra- to alguno con el mundo de la mujer.
Pero después de 1914, cuando, por efecto de las instíitu- ciones de la guerra, hube de encontrarme en un trato más íntimo con mujeres, y sobre todo con mujeres de carrera, que ejercían una profesión y se creían superiores a las demás, que- deme asombrada al ver cuáles eran sus ideas acerca de los hombres Y las mujeres mismas, y sobre todo maravillada de ese extraño deseo que mostraban de imitar al hombre, con- siderándolo superior, con todo, y exacerbarse ante la sola idea de que él las creyese inferiores, y sobresaltada a vista del descarriamiento que esa polarización de las mujeres hacia el hombre, introducida en sus más naturales aspiraciones.
“Asustada de los efectos sociales que esa confusión de ideas hubiera podido tener en este mundo, ya tan desquicia- do por la guerra, pensé que una mujer que, como yo, había gozado de la misma educación e instrucción que un hombre, y sin embargo, comprendía claramente toda la diferencia que existe entre ellos y nosotras, estaba en el deber de luchar con- tra todos los falsos conceptos feministas. Creía que una mu- jer que, como yo, se hallaba impuesta en las ciencias psico- lógicas, venía obligada a analizarse y a analizar a las demás mujeres, a fin de poner de resalto el alma de la mujer, con miras a la resolución del problema. Y ese fué el origen de mi libro sobre la mujer.”
He oído decir que este libro era el primer estudio cien- tífico escrito por una mujer sobre la psicología femenina; no sé sí será verdad; pero sí es lo cierto que minguno tuvo ma- yor resonancia en nuestra época.
¿Pero trátase aquí del alma de la mujer o del alma de la mujer italiana? Esta última es seguramente la que ha ser- vido de modelo para el libro; pero, ¿es tan distinta esta mu- jer de todas las demás mujeres? Con la naturaleza espiritual de este país ocurre lo que con su paisaje, donde el sol es más intenso y caliente y proyecta sobre las cosas sombras más enérgicas. Todo asume allí proporciones más vigorosas que en los países del norte, ya que todo resulta más recalcado; y la naturaleza de la mujer resalta cual observada al través de
