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EL ALMA DE LA MUJER 183

tivan las formas, la gracia, los andares, la voz y los gestos; hacia una meta que excita todos sus esfuerzos; hacia un ob- jeto cuya posesión acrece su prestigio y su poder; la atracción invencible, a veces, irracional, hacia un objeto que momentá- neamente responde a sus deseos,

La gratitud, la estima, el razonamiento que nos impul- san a amar a la persona que nos fué útil y que de tales sen- timientos creemos digna; el altruismo que nos estimula a pensar en los demás y a procurar la felicidad del ser amado, entra en proporción mínima en ese concepto del amor. El hombre que en la vida social resulta capaz de tan generosos altruísmos, es de un egoísmo feroz en el amor. Es capaz de sacrificios inmensos por la mujer que ama; pero siempre que se trate de sacrificios que satisfagan su ardor de conquista, su ambición, que le permitan lucirse, de prodigios que re- dunden en su gloria y honor. Por la mujer amada, llegará a ser diputado, académico, hará un descubrimiento científi- co, conquistará nuevas tierras y nuevas minas, irá a batirse de guante blanco—como antaño iba a la guerra santa o lu- chaba en los torneos—, porque éstas son empresas en que gustan de adquirir prestigio y que realzan su figura, alla- nándole la conquista de la mujer amada. Pero si ésta le pidie- se, no el sacrificio de la vida, sino el más menguado de los honores que afirma no haber conquistado sino por ella ya sería otra cosa muy distinta.

El hombre será capaz de morir de amor, de matarse o matar—incluso lo hace con más facilidad que la mujer—, pero no para salvar, hacer feliz o dar realce al objeto de su amor, sino por el dolor de no poder conquistarlo, por ven- garse, por considerar en entredicho su honor y creer que le han quitado algo que era suyo, y no avenirse a la idea de que otro lo disfrute.

Los heroísmos, las manifestaciones de grandeza mora! o intelectual de parte de una mujer, provocan el sentido de la estima, de la admiración en el hombre, pero casi nunca el del amor.

Los hombres, como las mujeres, admirarán a la joven- cita que se lanzó al fuego, al agua, o en medio de una riña, por salvar a una criatura humana; alabarán a la que renun-