18 GINA LOMBROSO RC
No se me oculta que el propósito está bastante por en- cima de las fuerzas de un solo escritor y del alcance de un libro; que no se persuade a los demás con afirmaciones, sino discutiendo con ellos, y haciéndoles recorrer el camino que uno recorrió. Por lo que estas reflexiones aspiran a ser, como dije, no el punto de llegada, sino el punto de salida de re- flexiones y observaciones más generales, que otros deberían seguir en la vida real, al margen y por encima de todo pre- juicio de escuela, partido o interés acerca de esta cuestión. Estas reflexiones pasaron ya, en parte, por una destilación enáloga; fueron previa y públicamente discutidas entre hom- bres y mujeres de las más diversas culturas y profesiones, resumiéndose luego parte de sus resultados en los oportunos Debates sobre el alma de la mujer, que el autor sería muy ufano de proseguir con el lector.
En la expresión sincera de un juicio, hay siempre una parte de verdad; y esta parte de verdad es la que la autora ofrece, y quisiera destilar de los lectores.
Y especialmente, es a vosotros, tímidas madres perdidas, cohibidas en vuestra útil misión, a quienes me dirijo, y a voso- tras. jovencitas, cuyo corazón palpita con la nostalgia de estre- char un hijo entre los brazos. Sofocadas, deslumbradas por las arandes misiones políticas y sociales, hoy de moda, os habéis quedado calladas y escondidas, como avergonzadicas de sentíros ajenas a tan altas cuestiones; y el mundo ha to- mado vuestra timidez por indiferencia, y por coacción la pa- sión que en vusstras almas arde, negándoos la existencia, y declarándoos víctimas ilusas. Para defenderos, escribo yo este libro; para demostrar que seguís viviendo, y que el yugo de que os quieren libertar, es vuestra misión, la aspiración uni- versa! y común a todas las mujeres que saben amar.
Florencia, marzo 1921.