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84 GINA LOMBROSO A

caritativas, científicas y hasta laicas, cuando la posición de la mujer es estable, cuando ésta tiene otro modo de exhibir su bandera, su blasón, su medalia, otros modos de provocar a admiración y amor. :

Por el contrario, cambia vertiginosamente la moda, a despecho de los mayores trastornos exteriores —cual sucedió durante la revolución francesa—, a pesar de los obstáculos que opongan la pobreza o los gobiernos, cuando la mujer se encuentra en una posición insegura y puede aspirar a cam- biar fácilmente de blasón o bandera.

Obsérvase, finalmente, que varía la edad en que la mu- jer cambia de traje, con el variar de los mismos tiempos y lugares, es decir, con la posibilidad que se le ofrece de cam- biar de bandera.

En la generación que nos ha precedido, el lujo y la mo- da estaban reservados para las casadas jóvenes; en cambio, en Suramérica son patrimonio ahora de las solteras y en Norteamérica extiéndense a todas las edades y jerarquías so- ciales. También se han prolongado y difundido en Europa, por efecto de haber aumentado la importancia social de la mujer y verse ésta, por lo tanto, en la necesidad de estar cam- biando continuamente de bandera, de blasón, de distintivo.

Que la preocupación del vestir representa todas estas co- sas tan complejas, lo declara el hecho de que en la mayor parte de los casos deja la mujer de cuidarse del traje y el adorno, en cuanto no se lo exigen las personas que la rodean. ¡Cuántas chicas, coquetonas y elegantes, que no parecían pensar en otra cosa que en sus trajes, danles de lado inme- diatamente que tienen un marido, una casa, unos hijos, que les ofrecen otro medio de granjearse su cariño, sin conceder importancia al aliño en el vestir!

Y, en cambio, ¡cuántas mujeres, que jamás se habían preocupado de trajes ni alhajas, empiezan a preocuparse de ellos cuando aman a alguno que les da importancia a esas co- sas!

.. Ahora bien; ¿es una ventaja o una desventaja en la mu- jer el cuidarse tanto de su indumentaria? ¿Es justo que ex- prese por medio de ese símbolo su clase social, sus faznltades, su inteligencia? Yo pienso que sí. Ninguna otra expresión le resulta tan grata como ésa y pocas además le son tan posi-