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El cordobés Cabrera había tropezado con estos indios manzaneros, y ahora los veía pasar el Padre Mascardí.

Nahuelhuapí, de cuyo lago sale el Limay recto al norte para torcer luego al este, era el punto de convergencia de las caravanas. Los campos de la misión se alegraban ahora con el áspero y atractivo bullicio de las hordas acampadas; con la agitación y estruendo de la vida agreste, bucólica, gitanesca de las multitudes nómadas. Moluches y huiliches fraternizaban con sus parientes, los puelches y poyas de Nahuelhuapí. La lengua de Chile, rica y armoniosa, la hablan todos, aunque con acentos diferentes, y los que no la hablan la entienden, por ser el idioma generalizado en el sur.

Según la costumbre araucana, cada cacique se considera dueño del terreno que ocupa, y nadie puede entrar en su campo sin pedir licencia; pero una vez pedida, él mismo sale á recibir al huésped, hácele entrar en el toldo y le invita á sentarse en un pellón.

Síguese la ronda de chicha, bebida fermentada, que si la ofrece un puelche estará hecha de laurapí, de olor á lentisco; si un pampa, de muchí, dulce y aromática; y si un tehuelche, de las bayas dulces y refrescantes del calafate. Aquellos que están de