Página:Los Césares de la Patagonia.pdf/145

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Tras estos deportes en que se agilitan para la guerra, los circunstantes, hombres y mujeres, se desgranan en parejas y en cerros de danzantes y cantores. El cacique que hace la fiesta paga al poeta de los romances, por cada uno que improvisa, diez botijas de chicha y un guanaco. No hay duda que el poeta sacará ocho ó diez romances nuevos en loor del anfitrión de la borrachera "Es indecihle—escribe Olivares—cuán bien usan estos indios bárbaros de aquellas figuras de sentencias que encienden en los ánimos de los oyentes los efectos de ira, indignación y fervor que arden en el ánimo del orador; y á veces los de lástima, compasión y misericordia, usando de vivísimas prosopopeyas, hipótesis, reticencias irónicas, que sirven, no para preguntar, sino para responder y argüir.

Aprovechando Mascardi esta junta de indios, los citó á parlamento para que dieran la paz á los españoles de Chile, los únicos á quienes ellos conocían y temían.

Fué la reunión en una enramada, en la plaza de la misión. Vinieron toquis, caciques y capitanes, á pie, vestidos con sus galas de pellones de guanaco