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Tucapel. ¿Por qué brama el Anón, centinela de estos lagos, sino porque recibimos en Nahuelhuapí gente de otra religión? Hagamos lo que hicieron nuestros antepasados de Arauco, que no somos nosotros más sabios que ellos; y si los españoles nos guerrean, sabemos cortarles las cabezas y comerles los corazones."

Pidió licencia para hablar Huauguelé, que, como reina tehuelche, tenía voz y voto en la asamblea, y su aparición en el ruedo produjo un murmullo de simpatía. Realmente estaba hermosa. Su continente era fuerte y varonil; una camiseta cuadrada, abierta por medio cuanto cabe la cabeza, caía sobre sus hombros; de medio cuerpo hasta las rodillas una manta á rayas de colores ceñida á la cintura, y de las rodillas abajo desnuda y los brazos también. Lucía como joyeles las llancas, unas piedras roscas verdes con un agujero en medio, ensartadas en forma de media luna en el pecho; una gargantilla de cuentas de vidrio azules y verdes, y en las orejas el upul ó patena cuadrada de plata y cobre. Iba en cabello, echado á las espaldas y cortado por delante hasta cerca de las cejas.

La arrogante amazona saludó á la asamblea, y, encarándose con el fiero Marinahuel, le replicó:

—"Quisiera, Marinahuel, que hablara el corazón y