Página:Los Césares de la Patagonia.pdf/177

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

dimiento indígena, que no es otro sino asar la carne al aire libre, conservándola el cuero, espetada en un asador de palo, y rociándola con salmuera al tiempo de hincarle el diente.

Antullanca y el Cacique Negro hicieron su festín, conforme la costumbre araucana en vísperas de una batalla.

Clavados en tierra los toquis ó pedernales negros, ensangrentados con la sangre del guanaco, uno á otro se repartieron el corazón de la víctima atravesado con sus flechas cambiadas, diciéndose:—"Hartáos, flechas, de sangre; bebamos y hartémonos también de la sangre de Mascardi; que como á este guanaco hemos muerto, así le mataremos á él, con la ayuda de Pillán." Y en tanto los toquís hacían esto, los otros capitanes, arrastrando y corriendo las lanzas con gran furia, gritaban á la chusma congregada alrededor:—¡"Leones valerosos, abalanzáos á la presa; halcones ligeros, despedazad á vuestros enemigos como el halcón al pajarito," Y todos, oyendo estas voces, batían con los pies la tierra, haciéndola temblar, y dando un grito á una, decían: ¡Lape, lape! (muera).