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cedario francés, que pretendió hallarlos siguiendo por tierra el curso del río Reremo. El unico testigo sobreviente era el nonagenario Juan Barrientos, que daba los informes más explícitos sobre el camino. Parte por convicción, parte por servir á un amigo, Malespina, en llegando á Lima, habló al virrey de la toma de Orejuela.

Gobernaba á la sazón el Virreinato frey D. Francisco Gil y Lemus, caballero de la Orden militar de San Juan y teniente general de la Real Armada, quien, sin duda por calzar espuelas de cruzado, se mostró propicio á la empresa. A este fin comisionó al fraile asturiano Francisco Menéndez, de la orden franciscana—que ya se había dado á conocer como explorador del istmo de Ofqui y de los lagos de Cholila—, asociándole con el vizcaíno D. José de Moraleda para que levantase los planos de las lagunas; pero á última hora les dió distinta comisión: á Fray Menéndez á Nahuelhuapí y á Moraleda á la exploración de Chonos.

Ninguno de los dos merece el título de descubridores, pero sí de insignes exploradores de zonas y parajes completamente olvidados. Nahuelhuapí, por ejemplo, lo estaba tanto desde la ruina de la misión, que su hallazgo por Menéndez, el 12 de Enero de 1792, fué tenido por magno acontecimien-