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cendida, y el cabo de escuadra otra, en la retaguardia. El capitán, con palabras ásperas, los reprendió, llamándolos gallinas, y que ¿de qué temían? mas no pasaron mucho adelante, cuando los medios gigantes con gran alarido revuelven disparando sus flechas á montones. El cabo de escuadra de la retaguardia volvió el arcabuz, puso fuego, no prendió, y danle un flechazo de que murió dentro de pocas horas, El que iba en la vanguardia vuelve al ruido, y quiso Dios que disparara, y al medio gigante que venía delantero dale un pelotazo y tiéndelo; los demás, como le vieron en el suelo, con grandes alaridos métense en la montaña y nunca más los vieron.

Sigue el cronista en su información del soldado Montemayor, y añade:

"Preguntéle:—En ese viaje que hicisteis hasta hallar el navío, ¿visteis ó hallásteis algún rastro de cristianos?

Díjome:—Padre, lo que pasa es que pasando adelante de la playa, hallamos una media ancla y una sonda y pedazos de tablas y un medio mástil; y más arriba, poco apartadas de la playa, como media legua, en el camino encontramos una peña grande, en la cual estaba cavada una cruz y tres renglones y medio de letras cavadas en la misma peña; escarbamos con las puntas de las dagas para ver si po-