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bras, ponen de 40 á 50 huevos entre todas; grandes cada uno como doce de gallina, y muy buenos de comer.

Del venado—ciervo pampeano—podían asimismo curar la piel, haciendo de ella cueras parecidas á las de ante para defenderse de las flechas de los indios.

Las armas de la hueste de Hernandarias serían las usuales entonces: ballestas, picas, espadas y pocos arcabuces. Según Vargas Machuca (Milicia indiana), en 1600 la experiencia tenía demostrado que la mejor arma era la escopeta, espada ancha y corta, sayo hecho de algodón, antiparra, morrión y rodela; y para los de á caballo, lanza. En algunas partes cotas y cueros de ante y sobrevesta de malla, defensas que se acomodaban al modo de ataque de los indios. Además falconetes y perros amaestrados que olían á distancia á los indios y los buscaban en los escondrijos. Teniendo en cuenta el coste excesivo del hierro y que si se descomponía un arma no había quien la compusiera, ya se entenderá el cuidado que se pondría en su manejo.

En cambio, en el Río de la Plata se abusaba del caballo, Cada soldado argentino llevaba una tropilla ó manada de cuatro, diez o más caballos, que iban en libertad al olor de la yegua madrina. Manea-