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Desde este río partía una línea imaginaria á las cabeceras del río Diamante, al pie de la cordillera, limitando la provincia de Córdoba de la de Cuyo; y en rumbo opuesto declinaba hasta la costa del Atlántico en la altura de la sierra del Tandil, formando el límite sur de la provincia de Buenos Aires, las tres provincias pobladas hasta entonces en el Río de la Plata.

Más abajo eran las tierras magallánicas, nombre con que se designaba á toda la Patagonia en cartas geográficas y relaciones oficiales de la época.

Más allá del río Quinto viene un trecho de pampa fértil como la de Buenos Aires, pero con menos aguadas. En tiempos de sequía, los venados beben de una vez, para ocho ó diez días, por la falta de pozas. Siguiendo la táctica de los indios, la gente de Cabrera abría hoyas á mano en los lugares que acampaban y al poco rato aparecía agua muy sabrosa y fría.

En una de estas excavaciones toparon con unos huesos, cabeza y muelas gigantescos. Llevaron la cabeza á Cabrera y en el cóncavo de ella cupo una espada, desde la guarnición á la punta, siendo la