Página:Los Césares de la Patagonia.pdf/98

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

Hay también en estas lagunas muchos patos y ánades, y para cogerlos usan los indios de un singular artificio: echan calabazas en el agua, de modo que las aves no los extrañen, sino que se posan en ellos y entran los cazadores cubiertas las cabezas con otros calabazos. Como la volatería no los extraña, no huye, y sacando el cazador la mano, va cogiendo cuantos pájaros quiere, metiéndolos en el agua sin ahuyentar á los demás.

A su paso por esta tierra, llegaron á oídos de Cabrera extrañas informaciones. En un sitio que llamaban Las Peñas se veían estampadas las plantas de los pies de un hombre de buena estatura y unos jeroglíficos que nadie descifraba. Se tenía por cierto que eran las huellas de Santo Tomé, que hasta allí llegó predicando el Evangelio. Más adelante, en ocultas guaridas moraban unos indios que de las rodillas para arriba eran como los demás hombres y de las rodillas abajo tenían piernas y pies como avestruces; y otros que tenían cola de una tercia y peluda, y para sentarse la enroscaban, sentándose sobre ella; más cuando querían pelear con sus enemigos de otras naciones, les mostraban la cola y la meneaban muy aprisa provocándolos á la pelea.

Ninguno de estos indios encontró Cabrera, sino