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APUNTES ETNOLOGICOS

Sí, pues, esta misma y categórica consideración quisiera yo recomendarles a estos Señores, para evitarles el peligro de caer en errores tan graves, como injustos, de echar sentencias calumniosas y crueles, porqué imprudentes e irreflexivas, insultando calumniosamente a un pueblo, sin haberlo estudiado preventivamente, ni conocido tampoco. [1]

Por otro lado considerado el hombre en general y estudiado en las series de las generaciones que pasaron, no nos habría de admirar, por cuanto sensible nos pueda parecer, su conclusión final.

Esto es, ver al hombre hecho, es cierto, a imagen y semejanza del mismo Dios, su Creador, pero dejado a sí mismo, a su naturaleza corrompida, entregado a sus indomables pasiones, pueda haber llegado al miserando estado, en que se ha visto.

El hombre abandonado a sí mismo, no sostenido, no puede hacer nada de bien, ni conservarse lo que ha sido, su caída era ineludible.

Pero y qué? ¿No es Dios el foco del cual dimana la luz inmortal que todo lo penetra, comprende y abarca, sin que nada y nadie pueda excluirse de su bienhechora y vivificante influencia? No hay duda que sí ¿Cómo, entonces, hallamos a esos seres humanos tan alejados de ese foco de luz radiante y de vida permanente?

A tanto problema no hay otra contestación posible, que la que le daba el Real Salmista: Siendo el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios, se olvidó de esto, y valiéndose del libre albedrío, que Dios lé había donado; se rebajó de su origen divino y descendió poco a poco hasta ponerse al nivel del bruto y a él asemejarse. (Ps. 48).

CAPÍTULO VIII
NOMENCLATURA TOPOGRÁFICA FUEGUINA
(Viaje de circunvalación entorno a la Tierra del Fuego)

Karukinkà,[2] o Tkoyuská.— Es el nombre que daban los Indígenas propios a la Tierra del extremo Sud del Continente Americano, antes que fuera la Isla que el afortunado marino portugués Fernando de Magallanes descubrió el 1.° de Noviembre de 1520, mientras estaba al servicio del rey de España, Carlos V, y en busca del Canal, que diera paso para las Indias Orientales, atravesando la Tierra de Colón. A causa de los grandes y muchos fuegos allí vistos por él y sus compañeros, asombrados, llamó Tierra del Fuego.

Onechín — Los indígenas del Sur del Canal de Beagle, o sean los Yahgan, llaman esa grande Isla Onechin, o País de los Onas, del nombre Ona que los mismos dan a los habitantes de la misma.

Wuomská (Norte lejano). — Con este nombre histórico tradicional, los Onas entienden la extensa región, que, con el nombre de Patagonia, se extendía probablemente hasta el Mar dulce, o Río de la Plata. Esta región los helknam la consideran como Patria de sus Antepasados.

Hatèlily.[3] — Es el nombre Indígena del Estrecho, que Fernando de Magallanes descubrió y del Santo del día (1.° de Noviembre) llamó de Todos los Santos, pero que la posteridad llamó de Magallanes.

  1. Esto aún suponiendo, lo que admitimos, que en su estadía en Ushuaia de un año talvez, no hubiesen hecho otro estudio, ni aplicados a otras atenciones, que a la de aplicarse exclusiva y continuamente a estudiar el físico y el moral de esos Indígenas, que sin embargo no debían tener presentes, si algunos poco, quizás, a quienes no entendían, según ellos mismos dijeron, ni, y mucho menos, podían hacerse entender, conformándose con lo que lo Misioneros les decían... Con tanta superficialidad de observaciones se han creído sin embargo con derechos tan palmarios, según ellos, de poder decir: N'ont aucune idée de sentiments Religieux... et qui n'avalent adoré Rien?...
  2. Véase a página 199 la derivación del nombre Karukinká.
  3. Véase a página 199 la derivación del nombre Hatélily.