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LOS HERALDOS NEGROS

LA COPA NEGRA

La noche es una copa de mal.   Un silbo agudo
del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler.
Oye, tú, mujerzuela ¿cómo, si ya te fuiste,
la onda aun es negra y me hace aún arder?

La Tierra tiene bordes de férretro en la sombra.
Oye tú, mujerzuela, no vayas a volver.

Mi carne nada, nada
en la copa de sombra que me hace aún doler;
mi carne nada en ella,
como en un pantanoso corazón de mujer,