otras profesiones. Sieinpre ha sucedido asi, predominando los dedicados á esas ramas del trabajo.
En todo el aủo 1894 entraron de Italia solamente, uo menos de 37.699 inmigrantes; seguía con el contingente mayor España, de donde vinieron 8122 tan sólo, haciéndose notar después la inmigración de judios rusos, que fueron 3132, y la de trabajadores franceses 2107.
Esta preponderancia marcadísima de los italianos viene desde 1857 nada menos, y la estadística nos da desde ese año hasta el 31 de diciembre de 1894, las siguientes cifras, que por sí solas constituyen un cúmulo de consideraciones:
Italianos...
892.992 Españoles.
254.527 Franceses..
145.783 Bien entendido que las demás nacionalidades figuran con cifras muchísimo menores, puesto que el total de la inmigración en esos treinta y ocho años fué de 1.461.777, lo que significa que muclio más de la mitad de los inmigrantes fueron italianos.
Y aqui viene de molde un curioso recuerdo de la época famosa de los pasajes subsidiafios, de los que sólo usaron 6272 italianos, mientras que los utilizaron 45.500 franceses, 59.884 españoles y 10.524 belgas, lo que hace caer en cuenta de que la inmigración italiana no necesita de artificio alguno para venir á poblar y enriquecer el pais. Lo mismo, aunque ein menor escala, ocurre con los españoles, á pesar de que hayan mostrado tanta afición á los célebres pasajes gubernativos. Esto hace decir al citado Comisario de Inmigración, combatiendo propuestas como la del Sr. Aurelió Cotapos, etc.:
« Alguna tentativa ha habido de contratar con el gobier-.
no la introducción de personas, pero siguiendo siempre la