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uma vez apoderado del templo de Argos, habíale parecido quedar ya verificado el oráculo de Apolo , y que por tanto habia juzgado no deber hacer la tentativa de rendir la misma ciudad de Argos, hasta que de nuevo hiciera la prueba si el dios permitiria que la tomase, ó si ántes bien se opondria á ello ; que como a este fin sacrificase en el llereo con agüeros propicios, vió que del pecho del idolo de Juno salia una llama, prodigio que le hizo pensar no estaba reservada para él la toma de la plaza de Argos , por que si la llama de fuego, en vez de salir del pecho de la es tatua, le hubiera salido de la cabeza, hubiera creido en tal caso poder rendir á fuerza la ciudad ; pero saliendo del pecho , entendió que estaba ya hecho allí cuanto Dios queria que se hiciera. Lo cierto es que festa apologia pare ció á los Espartanos tan justa y razonable , que en fuerza de ella la mayor parte de votos dió por absuelto á Cleo menes.

LXXXIII. Quedó Argos de resultas de aquella guerra tan huérfana de ciudadanos, que los esclavos que en ella habia , apoderados del Estado, se mantuvieron en los em pleos públicos hasta que los hijos de los Argivos allí muertos llegaron a la edad varonil, pues entonces recobra ron el dominio , quitando a los esclavos el mando y echán dolos de la ciudad , si bien los expulsos lograron con las armas en la mano hacerse dueños de Tirinto . Por algun tiempo quedaron asi los negocios en paz y sosiego , hasta tanto que quiso la desventura que cierto adivino Cleandro , natural de Figalia[1], pueblo de la Arcadia , juntándose con los esclavos dominantes en Tirinlo , lograse alarmarles con sus razones contra los de Argos, sus señores. Encendiose con esto una guerra entre señores y esclavos que duró bastante tiempo , y de que á duras penas salieron al cabo vencedores los Argivos.


  1. No hallo el nombre moderno de Figalia ó Fialia, vecina á Mantinca, ni el de Tirinto , arruinada por los Argivos.