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de Egipto que se nos levantó audazmente , sería yo de parecer quo movieseis las armas contra Alenas, así para conservar en elmundo la reputacion debida á vuestra co rona, como para que en adelante se guarden todos de invadir vuestros dominios.» Este discurso de Mardonio se ordenaba á la venganza, si bien no dejó de concluirlo con la insinuante cláusula de que la Europa era una bellisima region poblada de todo género de árbolcs frutales, suma mente buena para todo , digna, en una palabra , do no leoer otro conquistador ni dueño que el rey.

VI. Asi hablaba Mardonio , ya por sci amigo de nuevas empresas, ya por la ambicion que tenía de llegar a ser virey de la Grecia. Y en efecto , con el tiempo logró su intento , persuadiendo á Jerges á entrar en la empresa; si bien concurrieron otros accidcnles que sirvieron mucho para aquclla resolucion del persa . Uno de ellos ſué el que algunos embajadores de Tesalia , venidos de parte de los Alévadas[1], convidaban al rey á que viniera contra la Grecia , ofreciéndose de su parte a ayudarle y servirle con todo celo y prontitud , lo que podrian ellos hacer siendo reyes de Tesalia . El otro era que los Pisistrálidas venidos á Susa no sólo confirmaban con mucho empeño las razo nes de los A'évadas, sino que aún añadian algo más dz suyo, por lener consigo al célebre Ateniense Onomácrito , que era adivino y al mismo tiempo intérprete de los orácu los de Musco , con quien anles de refugiarse á Susa habian ellos hecho las paces . Habia sido antes Onomácrito echado de Alenas por lliparco , el hijo de Pisistrato , á causa de quc Laso llermionense le habia sorprendido en el acto de ingerir entre los oráculos de Museo uno de cuño propio , acerca de que con el licmpo desaparecerian sumidas en el


  1. Hijos de Alevas, que gobernaban la Tesalia coa sujecion á las leyes de la patria , y que la vendieron al Persa llevados de la ambicios y de la avaricia ; su familia subsistia aún en Larisa en tiempode Deinóstenes, partidaria de Filipo el Macedonio .