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porque nos hubiesen ofendido en cosa alguna, sino por querer nosotros extender el imperio , dejásemos sin ven . ganza á los Griegos que han sido los primeros en injuriar. nos. ¿Por qué motivo temerlcs? ¿Qué número de tropas pueden junlar? ¿Qué abundancia de dinero recoger? Bica sabemos su modo de combatir ; bicn sabemos cuán poco o ninguno cs su valor. Ilijos suyos son csos que llevamos vencidos ; esos que viven en nucstros dominios ; esos , digo , que se llaman Jonios, Eolios y Dorios. Yomismo hico ya la prueba de ellos cuando por orden de vuestro padro conduje contra esos hombres un cjércilo ; lo cierto es quo internándome hasta la Macedonia y faltándome ya poco para llegar a la misma Aienas , nadie se me presentó en campo de balalla . Oigo decir de los Gricgos, que son en la guerra la gente del mundo más falta de consejo, asi por la impericia , como por su cortedad . Decláranse la guerra unos a otros, salen á campaña , y para darse la batalla es cogen la llanura más hermosa y despejada que pueden en contrar, de donde no salen sin gran pérdida los mismos vencedores , pues de los vencidos no es menesler que ha ble yo palabra, siendo sabido que quedan aniquilados . ¿Cuánto mejor les ſuera , hablando todos la misma lengua , componer sus diferencias por medio de heraldos y men sajeros y venir ántes á cualquier convencion , quc no dar la batalla ? Y en caso de llegar á declararsc la guerra por precision , les convendria ver por dónde unos y otros es tarian más á cubierto de los tiros del cnemigo y acometer por aquel lado. Repito que por este pésimo modo de guerrear, no hubo pueblo alguno griego , cuando penetre hasta la Macedonia , que se atrevicse á entrar conmigo en batalla . Y contra vos, señor , iquién habrá de ellos que armado os salga al encuentro , cuando os vean venir con todas las fuerzas del Asia por tierra y con lodas las naves por agua? No, señor ; no ha de llegar á lanto , si no me en gaño , el alrevimiento de los Griegcs. Pero demos que me