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ello sigo su parecer . Así que estaos quietos , que yo revoco la orden de hacer la guerra á la Grecia .» Los Persas, llenos de gozo al oir esto, le hicieron una profunda reverencia.

XIV. Otra vez en la noche próxima aconteció á Jerges en cama aquel mismo sueño, hablándole en estos tér . minos: — « Vos, hijo de Dario , parece que habeis retirado ya la orden dada para la jornada de los Persas, no contando más con mis palabras que si nadie os las hubiera dicho . Pues ahora os aseguro , y de ello no dudeis, que si luego no emprendeis la expedicion, os va á suceder en castigo que tan en breve como habeis llegado á ser un grande y puderoso soberano, vendreis á parar en hombre humilde y despreciable .»

XV. Confuso y aturdido Jerges con la vision , salta al punto de la cama y envia un recado á Artabano llamán dole á toda prisa , a quien luego de llegado habló en esta forma: - « Visto has , Artabano, cómo yo , aunque llevado de un impetu repentino hubiese correspondido á un buen consejo con un ultraje lemerario y necio , no dejé pasar con todo mucho tiempo sin que arrepentido te diera la de bida satisfaccion , resuelto á seguir tu aviso y parecer. ¿Creerás ahora lo que voy a decirte? Quiero y no puedo darte gusto en ello . ¡Cosa singular! despues de mudar de opinion , estando ya resuelto á todo lo contrario , vinome un sueño que de ningun modo aprobaba mi última resolu cion; y lo peor es que entre iras y amenazas acaba de des aparecer ahora mismo. Aliende á lo que he pensado; si Dios es realmente el que tal sueño envia poniendo todo su gusto y vonato en que se haga la jornada contra la Grecia , le acometerá sin falta elmismo sueño ordenándote lo que á mi. Esto lo podrémos probar delmodo que he discurrido : toma tú todo mi aparato real, vistete de soberano , sube asi y siéntate en mi trono, y despues vele a dormir en mi decho . »

XVI.

A estas palabras que acababa Jerges de decir,