sacro. Venía en seguida el mismo Jerges sentado en su carroza tirada de caballos Niscos, á cuyo lado iba á pió el cochero, el cua ! cra un hijo de Otanes, Persa principal, lla mado Patirampes .
XLI. De esto modo salió Jorges de Sardes, pero en el cam :00, cuando lo venia cn voluntad , dejando su carro pa saba á su carroza o harnamaca[1]: á sus cspaldas venian mil alabarderos , losmás valienles y nobles de lodos los Persas, que !raian sus lanzas , segun suelen , levantadas . Seguíase luego otro escuadron de caballeria escogida compuesto de mil Persas, y detrás de él marchaba un cuerpo de la mejor infanteria , que constaba de dicz mil. Mil do clios iban cerrando alrededor lodo aquel cuerpo , los cuales en vez de puntas de tierro llevaban en su lanza unas granadas de oro , los restantes nueve mil, que iban dentro de aquel cuadro llevaban en las lanzas gra nadas de plata . Granadas de oro traian asimismo los que dijimos que iban con las lanzas vuellas hacia licrra y los más inmediatos á Jerges. Seguíase á cste cucrpo de diez mil, otro cuerpo tambien de diez mil de caballería persia na; qucdaba despues un intervalo de dos cstadios.
XLII. En esta formamarchó cl ejército desde la Lydia hacia el rio Caico[2], en la provincia de la Misia , desde el chal, llevando a mano derecha elmonte Canes, se encamino pasando por Alarnes á la ciudad Carina, y de allí haciendo su camino por la llanura de Teba, por la ciudad de Tra milio y por Anta ndro , ciudad de los Pelasgos , y dejando á su mano izquierda al Ida, llegó á la rcgion Iliada . Lo pri mero que alli le sucedió ſué que, haciendo noche á las raí. ces del monte Ida, sobrevinieron al ejércilo tanlos Truenos