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el éxito que ambos deseamos ! De mi puedo deciros que me siento hasta aquí tan lleno de miedo, quc nic hallo fuera de mímismo, no sólo por mil niotivos que callo , sino princip: lmente porque vco que dos cosas de la mayor im portancia nos son contrarias en csia guerra .»

XLVIII. « llombre singular ! interrumpióle Jerges , aqué significas con esa salida? ¿No me dirias qué cosas son esas dos que tan contrarias me son ? Dime: ¿acaso el ejército por corto te parece despreciable , creyendo que el de los Griegos ha de ser sin comparacion mucho más numeroso ? 20acaso nuestra armada será inferior a la sura? ¿ó en una y otra nos han de dar cilos ventaja? Si nuestras fuerzas qne ahi vcs te parecen escasas para la empresa , voy a dar Órden al punto que se levante un cjército mayor.»

XLIX. A esto repuso Artabano:-- Quién, señor , sino un hombre insensato podrá tener en poco ni ese número sinnúmero de tropas, ni esa multitud infinita de naves? No es eso lo que pretendia ; ántes digo que si acrecentais el número , añadireis pcso y valor a aquellasdos cosas que mayor guerra nos hacen : y ya que os empeñais en saberlo , son estas : la tierra y el mar. No hay en todo el mar, á lo que imagino, un puerto que en caso de tempestad sca ca. paz de abrigar tan grande armada y de poner lanla naye fuera de peligro ; y lo peor que de nada nos sirviera un puerto tal, si lo hubiera únicamente en alguna parte , pues nosotros lo necesitáramos en todas las playas de tierra firme donde nos encaminásemos. Vcd, pues, scñor, cómo por falta de puertos capaces están nucstras ſucrzas al ar bitrio de la fortuna enemiga y no la fortuna al arbitrio de pucstras fuerzas . Dicha la una de las cosas contrarias, voy á inostraros la ctra . La misma tierra os hará una gucrra tal, que aun cuando no os oponga ſuerzas ningu nas , se os mostrará tanto más enemiga , cuanto más os internareis en ella , conquistando siempre más y más pal ses almodo de los hombres que nunca saben moderar su