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3:inmóviles los que allá ban concurrido. No se cuidarán ellos sin duda de pelear en defensa ó venganza de los Ale nienses. Al contrario , tengo mucho que tener que si con tanta precipitacion dais la batalla naval, vuestras tropas de mar, rolas y deshechas, han de desconcertar á las de tierra . A más de esto , quisiera yo , señor , que hicieseis la siguiente reflexion : que un buen amo, por lo comun , so ve servido de un criado malo , y un mal amo de un criado bueno. De esta desgracia os loca tambien à vos una buena parle , que siendo el mejor soberano del mundo teneis unos pésimos criados ; pues esos que pasan por aliados vuestros, quiero decir, los Egipcios , los Cip.iolas, los ci licios, los Panfilios, no son hombres para nada.»

LXIX. Al oir á Artemisia dicier.do csto á Mardonio , cuantos la querian bien recibian mucha pena de que así se explicase , persuadidos de que habia de costarle caro su libertad de parte del soberano , como que se oponia á que se diese la batalla . Pero los que la miraban con malos ojos y le envidiaban la honra con que el rey la distinguia entre los demas confederados, recibian gran placer en su voto particular , como si por él se fabricase ella misma su ruina . Pero no fué así, ántes bien , cuando se hizo relacion á Jer ges de aquellos pareceres, mostró mueho gusto y satisfac cion con el de Artemisia; de suerte que, si ántes la tenía por mujer de prendas , la celebró entónces mucho más de ingeniosa y prudente . Ordenó, no obstante , que se esta viese á la pluralidad de los votos, dándose á entender que sus tropas ántes no habian hecho su deber en los enchen tros cerca de Eubea , llevando blanda la mano por no ha Harse él presente, pero que no sucederia lo mismo entón ces, cuando estaba resuelto á ver las batallas por sus mis mos ojos. Ł XX. Dada la orden de hacerse á la vela , partieron bá cia las aguas de Salamina, y se formaron en batalla á su gusto y placer, tan despacio , que no les quedó tiempo para